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El amor incondicional de una madre que cuida a su hijo con daño cerebral en Quito
Esmeralda Ulloa ha hecho lo posible para cuidar a Georgy. Dejó su trabajo para atenderlo y teme que le quiten la casa porque debe un préstamo
George Granja permanece acostado en la cama de su habitación. Hace más de un año fue sometido a una intervención quirúrgica en la que le sacaron parte del cráneo.
El lóbulo derecho de su cerebro terminó afectado y eso impide que el joven, de 21 años, se movilice por su propia cuenta. Tampoco puede digerir los alimentos con facilidad y sufre convulsiones.
Su madre, Esmeralda Ulloa, renunció a su trabajo para dedicarse a tiempo completo a su hijo. Para ella ha sido una lucha intensa llevar una vida normal junto a Georgy, como le dice de cariño, y su otro hijo, quien tiene 11 años.
Las primeras semanas pudo sostener a su familia con un poco de dinero que ahorró. Sin embargo, desde hace algunos meses depende solo de los 110 dólares que le envía el padre de Georgy y de alguna colaboración que le dan sus parientes.
¿Cuál es el temor de Esmeralda?
Lo que más le preocupa a Esmeralda es perder su casa, debido a que todavía tiene un préstamo hipotecario que debe pagar. Su vivienda está ubicada en un conjunto residencial de Cotocollao, en el norte de Quito.
Son más de 15 cuotas que no ha cancelado de la deuda y dice que lo que más teme es “quedarme en la calle junto a mis dos hijos”.
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En ocasiones la llaman para trabajos temporales y trata, en lo posible, de comprar lo sustancial para su familia. Cuando tiene posibilidad de ahorrar algunos dólares, invita a sus hijos a pasear por la ciudad.
En las fiestas de Quito fueron a La Carolina a comer un helado, pero les cayó el aguacero y tuvieron que regresar a casa.
Una madre incondicional con su hijo
Esmeralda ha luchado junto a su hijo desde que él tenía un año y cuatro meses, cuando le diagnosticaron cáncer renal. Le extirparon uno de sus riñones y desde entonces su vida se ha condicionado a permanecer en quirófanos y consultorios de psicólogos.
A los cuatro años desarrolló metástasis en su cerebro y le detectaron hidrocefalia. Tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente para sacarle los líquidos que se le acumularon en el cráneo. Por poco pierde la vida.
Su cerebro tuvo cierta afectación, lo que hizo que dos años después desarrollara epilepsia y problemas de comportamiento. En la escuela y en el colegio era víctima de bullying. Sus compañeros se burlaban por su condición y la cicatriz que tenía en su cabeza.
A los 15 años, Esmeralda decidió sacarlo del ‘cole’ y educarlo por su cuenta.
Lo que más le ha costado a la madre es permanecer firme y no desfallecer frente a los ojos de sus dos hijos. Ha hecho lo posible para que Georgy no sufra, pese a que sus propios familiares le han dicho que “lo deje en manos de Dios”.
Ella admite que ha sido difícil tener el rechazo de sus seres queridos, que le cierren las puertas en los hospitales, que los médicos no le den esperanzas de vida. Pero, frente a todo eso, ella sigue firme con la convicción de que su hijo tenga una mejor vida.
“Dejé de preguntarme por qué me pasa esto a mí. Solo me cuestiono para qué será todo esto y sigo mi camino”.
Quienes deseen colaborar con Georgy pueden llamar al 0988963148. Si la ayuda es económica, pueden hacerla a la cuenta de ahorros del Banco Pichincha 2208282813 (la cédula de Esmeralda Ulloa es 1717096414).
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