Una cruz verde de más de dos metros está empotrada en una especie de nicho en la muralla de San Francisco, ubicada en la intersección de las calles Bolívar e Imbabura, en el Centro Histórico. A este lugar también lo conocen como la esquina de las almas.

Los moradores temen pasar por las noches. Aseguran que el ambiente se vuelve pesado.

Josefina Cadena vive en la calle Bolívar y últimamente ha salido por las madrugadas con dirección a la iglesia de San Francisco. Cuando pasa por la esquina siente que alguien la persigue. “Parece que me quieren detener, pero no hay nadie. Sigo caminando”, explica.

Pero una vez, cuando volteó vio la silueta de una mujer que desapareció entre la oscuridad.

Ella también conoce de personas a las que les ha dado ‘mal aire’ por reposar debajo de la cruz. Cuando era pequeña su madre le contaba que en ese lugar un anciano solía descansar con una carroza de la cual salía un “olor a muerto”.

Bryan Guachamín reside en San Roque, a pocas cuadras de la esquina de las almas. El joven comenta que ese sitio siempre ha despertado malas energías porque hace varias décadas era una quebrada y en los últimos años hubo crímenes.

Añade que durante las procesiones de Jesús del Gran Poder, un grupo de personas que solía flagelarse y lastimarse con alambre de púas le rezaba a la cruz antes de la caminata. “Las oraciones eran para sus amigos fallecidos y como cábala para que les vaya bien en la procesión”, indica.

Christian Adrena, experto en esta clase de fenómenos, señala que pueden existir dos factores para que este lugar ‘proyecte’ hechos paranormales que son percibidos por los habitantes.

El primero, según Adrena, al haber sido una quebrada antes de que la poblaran significa que hay bastante energía rondando por el lugar y de esta se alimentan entidades de otras dimensiones.

El segundo es que el Centro Histórico es un lugar antiguo donde han pasado crímenes y suicidios y eso para el experto influye en eventos paranormales. “Donde hay dolor, tristeza y actos crueles, la energía se guarda y en algún rato tendrá que salir”, detalla.

El mito

La construcción de la muralla data de la época colonial. En ese entonces funcionaba la Cofradía de la Cruz Verde, en la actualidad ese espacio lo comparten la Facultad Franciscana Cardenal Echeverría y la escuela San Carlos de las Hermanas de la Caridad.

Existe la leyenda de dos frailes que solían cantar por las calles del sector conquistando a las chicas. En una ocasión los hombres intentaron darles un escarmiento, pero los religiosos habrían invocado a los espíritus, quienes los defendieron de la agresión.

Por esto supuestamente se construyó la cruz.

En el fondo de la misma se nota el dibujo de un cielo celeste con la luna y de una cordillera que podría ser la de los Andes.