Es un ‘alienígena’ fitness, tiene 33 años, habla ‘cantadito’, a lo mexicano, siempre anda perfumado y le gusta el ceviche de camarón. “¡Rrriiico!”. Hasta el acento quiteño se le ha pegado.

Se trata del francés Anthony Loffredo, mejor conocido como Black Alien, uno de los hombres con más modificaciones corporales en el planeta. Quiere parecerse a un extraterrestre, como los de las películas de Hollywood. ‘Aterrizó’ en Quito el jueves 23 de marzo, cuando muchos en el mundo creía que los seres de otras galaxias invadirían la Tierra.

Sin embargo, el Black Alien viene en son de paz. De hecho, le gusta tomarse selfis en el monumento de la Mitad del Mundo, comer encebollado o un plato de ceviche mixto de camarón con pescado y compartir con los ‘terrícolas’.

Sobre todo, con artistas tatuadores y fanáticos que participan en una convención de tatuajes que se realiza en el Centro de Exposiciones Quito, en el norte de la ciudad.

Les muestra de qué va su proyecto. Cuenta que tiene tinta en casi todo su cuerpo, hasta en los ojos, solo le falta un poco de sus partes íntimas. Se partió la lengua en dos y la pintó de verde fosforescente. Se mochó: ambas orejas, dos dedos de la mano izquierda, parte de la nariz y del labio superior. Tiene escarificaciones en todo su cuerpo. Se puso implantes de silicona en sus brazos y en estos días se colocará en la cabeza.

Su transformación la inició en Francia hace ocho años, luego se mudó a España para continuar con su proyecto y actualmente está radicado en México, donde piensa convertirse por completo en un ser de otro planeta. El francés ha ido compartiendo su historia en sus redes sociales. Paso a paso.

Suele subir publicaciones de cómo se prepara antes de una nueva modificación. Dieta, ejercicio y música son su fórmula. Además, postea imágenes de las transformaciones que le gustaría hacerse. Un día causó polémica en el internet cuando compartió una ilustración de una persona con una pierna biónica o en otra ocasión cuando subió una ilustración en la que se veía una modificación en el miembro viril. Black Alien prefiere no hablar del tema y solo dice que le hubiese gustado llegar a ese nivel.

Un estilo de vida

Recuerda que cuando era niño miraba el cielo y se preguntaba: “¿Somos los únicos seres en este universo?, ¿hay vida en otros planetas?, ¿quiénes son ellos?”.

Desde entonces quiso convertirse en un alienígena y cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, inició con el proyecto que con el tiempo se convirtió en su estilo de vida. Black Alien vive de su imagen, genera publicidad y marcas deportivas, o de ropa, como Versace, lo buscan para que promocione sus productos. Por eso siempre tiene un perfume a la mano y con frecuencia cambia de ‘pinta’ para las selfis. Le gusta caminar con ‘flow’.

También realiza giras por el mundo, donde expone su proyecto junto a su ‘cuate’, el modificador Gatto Moreno.

El mexicano lleva más de 10 años transformando cuerpos y actualmente sus proyectos más ambiciosos son el del francés y de Diablo Prado, un brasileño que quiere parecerse al demonio. Él también tiene mutiladas algunas partes del cuerpo e implantes que le hacen parecer al mismo Belcebú.

Gatto Moreno afirma que las personas se hacen modificaciones corporales porque les gusta o quieren tener un proyecto de vida. Según él, estas prácticas están arraigadas en la historia de la cultura mexicana. “Los aztecas y mayas hacían escarificaciones y perforaciones. También se tatuaban. Llevamos eso en nuestra genética”.

Eso sí, el modificador mexicano enfatiza a las personas que pretendan realizarse alguna modificación que estén seguras de hacerlo porque no hay vuelta atrás.

Gatto Moreno también tiene sus transformaciones. Se expandió sus orejas, está tatuado la mayor parte de su cuerpo y hace poco se pintó el globo ocular izquierdo.

El mexicano es un modificador autodidacta porque asegura que no existe una carrera que enseñe a convertir a una persona en alienígena o en un demonio. Además, esta práctica es ilegal en casi todo el mundo. Sin embargo, afirma que él se ha instruido con profesionales en varias áreas de la medicina, como cirujanos plásticos, para perfeccionar su técnica.

Opiniones divididas

Iván Torres llega a la convención de tatuajes para buscar a un artista con el que pueda hacerse un ‘minitattoo” (tatuaje pequeño), pero se sorprende al encontrar con un alienígena.

Lo mira de pies a cabeza. Las siliconas, la nariz ‘mocha’, el cuerpo pintado, la lengua bífida. Se asusta. Vuelve a observarlo. Saca su celular y se toma una foto con él.

El guía turístico afirma que también le gusta modificar su cuerpo, pero solo con tinta o con piercings. Para él, es una forma diferente de expresarse y de mostrarse al mundo. Sin embargo, considera que nunca se haría una modificación como Black Alien, porque cree que no conseguiría trabajo o novia.

Torres dice que la transformación más temeraria que se haría sería una expansión en la oreja.

Por su parte, Mario Flores asegura que sí se ‘volaría’ parte de la nariz como el francés. El hombre lo vio cuando Black Alien visitaba la Mitad del Mundo y aprovechó para tomarse una foto y decirle lo mucho que lo admiraba.

“Esa es su forma de ser. Es su personaje y manera de ser reconocido en la sociedad”.

Por lo pronto, Anthony Loffredo continuará con su dieta de cúrcuma para fortalecer su sistema inmunitario y estar ‘ready’ para su próxima transformación. Según él, todavía va el 46% de su proyecto. No se imagina si terminará pareciéndose a un reptiliano, a ET, al Depredador o a Chewbacca. Lo que sí sabe es que se siente feliz con su objetivo. Y, pese a que en ocasiones ha sido discriminado por verse diferente, asegura que es “porque soy más bonito que ellos”.

Cuando falla la modificación

Janis es una mujer que se tatuó los globos oculares de negro, pero no le resultó como esperaba. Con el pasar del tiempo, la tinta empezó a filtrarse en la piel de los párpados, provocando una imperfección que la mantenía avergonzada. En un inicio, para contrarrestar en algo el problema, se colocaba varias capas de maquillaje, pero con el tiempo esto también le estaba dañando la piel. Por eso se tatuó parte de su rostro para ‘combinar’ con las imperfecciones.

Gatto Moreno comenta que esto suele pasar muy a menudo en la industria de la modificación corporal, porque las personas que la practican no tienen un reconocimiento legal o académico que avale esta labor. Según él, hay muchos que no ven este tema como una profesión, sino solo como un negocio.