Un fármaco autorizado para tratar una variedad de condiciones, como la epilepsia, el dolor neuropático y la ansiedad, la pregabalina, ha sido asociado recientemente con un aumento alarmante de fallecimientos. Según una investigación del periódico 'The Sunday Times', se reportaron 3.400 muertes relacionadas con la pregabalina en el Reino Unido, de las cuales 779 ocurrieron solo en 2022, en comparación con solo 9 en la década anterior.

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El Servicio Nacional de Salud británico (NHS) señala que este medicamento ha sido recetado a más de 8 millones de personas entre los años 2021 y 2022. Inicialmente comercializada bajo nombres como Lyrica, Alzain y Pramep, la pregabalina era prescrita principalmente para tratar la epilepsia.

Sin embargo, ha ganado popularidad debido a sus propiedades, ya que puede generar una sensación de euforia y bienestar en los pacientes, llevándolos a buscar dosis más altas para alcanzar ese estado placentero. Este uso fuera de las indicaciones autorizadas ha generado preocupación entre los profesionales de la salud y autoridades sanitarias.

Uno de los factores principales detrás de la alta tasa de mortalidad asociada con la pregabalina es su interacción con otros fármacos, como los opiáceos y las benzodiacepinas. Estas combinaciones pueden ser extremadamente peligrosas, provocando efectos secundarios graves como sedación, mareos y depresión respiratoria. Aunque los expertos indican que los casos de mortalidad directamente atribuibles a los gabapentinoides (como la pregabalina) son poco frecuentes, es imperativo establecer regulaciones más estrictas y crear conciencia sobre los riesgos asociados con su uso indebido.

Una investigación relevante que promete ser de gran utilidad para aquellos que consumen este medicamento en Estados Unidos, Europa y Ecuador es el resultado del trabajo de un equipo de investigadores financiado por el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido. Este estudio, liderado por Glyn Lewis, profesor de epidemiología psiquiátrica en el University College de Londres, se centra en la pregabalina, un fármaco que debe ser utilizado exclusivamente bajo estricta prescripción médica.

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El equipo investiga la eficacia de la pregabalina en el tratamiento de la ansiedad en pacientes que no han respondido adecuadamente a los antidepresivos. Además, se analizará si la suspensión del medicamento provoca síntomas de abstinencia. Lewis enfatiza la importancia de notificar de inmediato cualquier efecto secundario emergente durante el uso de este fármaco.

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