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Vehículos y viviendas fueron sepultados la noche del domingo 26 de marzo.Gustavo Guamán

Alausí: Así escaparon de la avalancha de tierra tres policías

Viajaban en carro desde Chunchi para entregar sus armas de dotación, cuando se toparon con el alud. Rescataron en la vía a una madre y sus dos hijos.

Fue como la escena de una película de ciencia ficción: un bramido en la oscuridad puso a correr a los alauseños. La tierra bajaba a gran velocidad del cerro, mientras los pobladores gritaban. Así lo recuerdan tres policías que se salvaron de ser sepultados la noche del domingo.

A las 20:00 de ese día, los uniformados salían de Chunchi para dirigirse hacia Alausí, donde debían formar y entregar sus armas de dotación en una unidad policial. Iban a salir francos.

Se movilizaban en el vehículo de uno de los policías. Habían viajado unos diez minutos cuando les llamó la atención observar a esa hora a varias personas corriendo en medio de la estrecha vía. La oscuridad de la noche y la neblina no les permitía ver que se avecinaba una tragedia.

De repente, sintieron un golpetazo sobre el capó del carro. Era la tierra de la enorme montaña que se les venía encima y que estaba a punto de cubrir el auto de color gris en el que viajaban.

“La montaña se nos viene encima... ¡Acelera, acelera! Nos va a aplastar, nos vamos a morir”, gritaba asustado uno de los agentes, que viajaba en el asiento posterior. “Estábamos ‘blancos’ de miedo, solo veíamos personas correr y la tierra a punto de cubrirnos. En ese momento apareció una señora con un bebé en brazos y jalando a otros dos niños, gritaba que la ayudemos, corría desorientada. Uno de los menores de edad se puso frente a nosotros”, recuerda aún asustado uno de los policías, de 40 años, quien prefirió no revelar su identidad.

El agente que viajaba en el asiento de atrás, sin bajarse del vehículo, abrió la puerta y los metió. “La mujer no dejaba de llorar, parecía una pesadilla, pensamos que nunca íbamos a salir, que nunca encontraríamos la carretera”.

Llegar hasta la vía principal E35 de la Panamericana era casi imposible. A medida que avanzaban, era mayor la cantidad de tierra que los cubría. Además los cables de los postes de alumbrado público comenzaron a desprenderse y a caer sobre el carro en el que se movilizaban.

Policías ayudaron con las tareas de recuperación de cuerpos tras el deslave del cerro de Alausí.Cortesía

“Pensé: ‘¿en qué momento nos cae un poste y nos aplasta?’. La tierra ya había aplastado casas y personas. A la gente ya no le importaba dejar sus pertenencias, sus hogares de toda una vida, sus enseres, sus animales. La señora a la que subimos al carro solo alcanzó a sacar a sus hijos y tomar su celular, seguramente para comunicarse con su familia, porque los llamaba, pero nadie le contestó y eso la desesperaba”, narró otro de los uniformados sobrevivientes de la avalancha.

Finalmente, los policías llegaron hasta un sector alejado de los deslizamientos. Allí todos bajaron del carro y agradecieron a Dios por haberlos sacado sanos y salvos de lo que ellos consideran el peor día de sus vidas. Una señora que reside en esa zona les brindó un té de valeriana para calmar los nervios.

"Era una tragedia que ya se veía venir. Estamos vivos por la misericordia de Dios. Como policías tenemos mucho acercamiento con la ciudadanía. A diario la gente nos pedía ayuda. Sabían que se avecina una desgracia. Es lamentable porque Alausí es un cantón tranquilo, donde no hay delincuencia, donde las emergencias son por problemas intrafamiliares o riñas de personas alcoholizadas, es un paraíso y que sucumbe ante una desgracia", expresó uno de los agentes.