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Caso agente macheteado: Entre policías buscan donantes de sangre para salvarle la vida
El cabo Josué Mero permanece con pronóstico reservado en el hospital de la Policía en Guayaquil. El atacante se recupera de un balazo
La Policía Nacional busca con urgencia donantes de sangre entre sus propios agentes, para salvar la vida del cabo segundo Josué Daniel Mero Guarnizo, de 32 años, quien fue agredido con un machete, en el cantón Quevedo, provincia de Los Ríos.
Mediante un telegrama se solicitó a todos los jefes de las Unidades de Servicio de la Zona 8, para que - a su vez- comuniquen al personal a su mando la situación del compañero y quienes deseen colaborar asistan al banco de sangre de la Clínica Kennedy Policentro, en Guayaquil.
El pedido de donación se extiende a los jefes de distritos: Pascuales, Florida, Sur, Esteros, Ceibos, Nueva Prosperina, Portete, Modelo, 9 de Octubre, Progreso, Samborondón y Durán. También a las Unidades de Servicio, entre las que constan: UC-Penitenciario, Antinarcóticos, Dinapen, Criminalística, Financiera, Asesoría, Comunicaciones, Compras Públicas, Plan Más Seguridad, Turismo. Además de las unidades especiales: GIR, GOE, UER, Unase, Inteligencia, Aeropolicial, Ulco, Unidef, entre otros.
El coronel William Villarroel, director del Hospital de la Policía de Guayaquil, manifestó que el comando permanece con pronóstico reservado en el área de cuidados intensivos. Mero fue agredido la mañana del lunes 26 de julio de 2021, cuando salió a patrullar las calles de Quevedo en su motocicleta.
El reloj marcaba las 08:30, cuando, al detenerse en la calle 7 de Octubre y la Séptima (centro de Quevedo), por el semáforo en rojo, un hombre con sotana sacó de entre sus prendas un machete y lo atacó.
Un profundo corte en la nuca lo hizo caer de sopetón de su motocicleta, desangrándose rápidamente. En medio de su gravedad alcanzó a pedir ayuda mientras su agresor, identificado como Luis Gerardo Guerra Nieto, conocido como el Mecías, subía a un bus urbano.
Otro agente policial que alcanzó a ver al atacante hizo detener de inmediato la marcha del transporte público, para aprehender al sujeto, quien se bajó con el machete y quiso herir al uniformado. Este, en un intento de defensa le propinó un disparo en el abdomen.
En una camioneta llevaron al cabo Mero hasta el hospital de Quevedo para estabilizarlo. El director del hospital, Boris Daza, indicó que su estado era complicado ya que tenía un corte de unos 20 centímetros de profundidad, aproximadamente.
Explicó que el paciente estaba consciente, sin embargo, había perdido sensibilidad en los miembros superiores e inferiores por lo que tuvieron que sedarlo para transferirlo a Guayaquil, en medio de aplausos y frases de “fuerzas guerrero”.
El coronel Holguer Cortez hizo hacer una ronda con todos los compañeros policiales que estaban trabajando. Los alentó a no desmayar y a poner mano dura a la delincuencia, que lo hagan por su compañero y que no dejen de orar por él.
Gerardo Guerra, un hombre de 56 años, es conocido en las calles de Quevedo y se autoproclama el Redentor.
No utiliza mascarilla de bioseguridad ya que asegura que no la necesita y viste atuendos religiosos. Utiliza dos trajes que se coloca encima de sus ropas tradicionales. Uno es en forma de una sotana que tiene la imagen de un Cristo. Encima se coloca una bata con otra imagen similar que además cuenta con filos dorados y la figura del Divino Niño, lo que combinan con sus zapatos color café y su pantalón blanco que regularmente utiliza.
En su historia, relata que desde que tenía 14 años veía las imágenes que tenían en su casa y al mirarse en el espejo notaba que era idéntico a Jesús, al principio se sentía raro por los bigotes que le salían, hasta que a partir de los 20 años se los empezó a dejar crecer y estos tomaron la forma de uno de los retratos de su vivienda, fue allí que empezó a cambiar definitivamente su aspecto.
Gerardo Guerra tiene tres hijos, pero actualmente está separado. Sus familiares indicaron que efectivamente él procreo a sus vástagos, sin embargo, el sujeto dice tener más de mil hijos con cientos de mujeres, pero que solo los puede ver él y ahora está pidiendo juntarlos, ya que están dentro de la cárcel de Quevedo.
La familia del hombre lo ven como un problema social del cual están cansados de escuchar “sus locuras”.
Su hermana Carmen Guerra corroboró que tiene tres hijos, pero cree que el resto de su historia tiene que ver con las drogas y teme por su vida. Señaló que otra hermana sufre de esquizofrenia. “Ya le hemos hablado, lo queremos hacer atender, pero no quiere. Para nosotros es muy difícil la situación ya que los vecinos lo miran como un loco”, comentó Rosa Flores, madre de Guerra.