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Acorralados por sicarios
Uno había salido hace poco de prisión y supuestamente llevaba un arma de fuego escondida en su moto. El otro registra antecedentes penales
Solo fue cuestión de horas para que sicarios acaben con la vida de dos personas en la ciudad de las piñas, como se conoce también al cantón Milagro. Los ciudadanos, de 27 años, fueron asesinados en similares circunstancias, pero en lugares diferentes.
La primera víctima mortal recibió dos balazos: uno en la cara y otro en el hombro. Era poco antes de las dos de la tarde del lunes 2 de agosto cuando Joao Borbor Andrade fue interceptado por dos sujetos en moto que lo atacaron y dejaron agonizante sobre la calle Escobedo y Avda. Amazonas, al norte del cantón de la provincia del Guayas.
El joven también se movilizaba en una moto y estaba acompañado de otra persona que resultó ilesa, pero asustada. Paramédicos de una ambulancia llegaron al sitio y lo llevaron al hospital León Becerra, en donde a pesar de los esfuerzos que los galenos hicieron durante una intervención quirúrgica, falleció horas después.
Para ese entonces, su familia se encontraba en los alrededores de la casa asistencial brindando información a los agentes de la Dinased que estaban buscando pruebas para dar con el paradero de los asesinos, pues en el lugar de los hechos, aparte de la mancha de sangre, no quedó ningún indicio. Los sicarios habrían usado un arma de fuego tipo revólver y no dejaron evidencia alguna.
“Él es un muchacho sano, vendía comida con la abuelita en la Colón y también trabajaba como yo, de mototaxi”, dijo entristecido Roberto Andrade, tío del joven, minutos antes de confirmarse su muerte.
Así como él, el resto de familiares de Joao exigían justicia y dieron las facilidades a los uniformados para esclarecer el hecho. Sin embargo, lo que nunca mencionaron es que el ahora fallecido tenía poco menos de dos meses de haber recuperado su libertad, tras haber permanecido en la Penitenciaría del Litoral, por el delito de robo.
Además, el coronel Diego Pavón, subcomandante de la Policía en Milagro, informó que la moto de alto cilindraje en la que se movilizaba la víctima, escondía un arma de fuego.
Otro crimen
En las redes sociales todavía se comentaba sobre el asesinato de Borbor, cuando, cerca de las ocho de la noche del mismo lunes, se registró una segunda muerte bajo la misma modalidad: sicariato.
El escenario de este nuevo hecho violento volvió a ser la zona norte, en la ciudadela San Emilio, específicamente. La víctima fue identificada como Luis Antonio Amaya Ojeda, también de 27 años.
A este individuo sus verdugos lo acorralaron en una calle que carece de alumbrado público y lo siguieron por casi cincuenta metros hasta asesinarlo.
Luis Antonio estaba en pantaloneta, zapatillas y se movilizaba en una bicicleta que no fue suficiente para escapar de la moto que usaron sus verdugos.
Andrés Aguirre, uno de los jefes policiales que estuvo durante el levantamiento del cadáver, indicó que la víctima registra antecedentes penales y que las investigaciones determinarán si su muerte tiene relación o no con el crimen de la tarde.