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¡Se les acabó el manguerazo!
Hacían huecos en las tuberías para extraer agua con bombas sin especificaciones técnicas ni salubridad. Empresa de Agua Potable de Mejía lo denunció
Una mujer divisa a los técnicos de la Empresa de Agua Potable de Mejía y los desaloja. “Es una propiedad privada, no pueden pasar”, grita. En su propiedad, localizada en San Francisco del cantón Mejía, está la prueba de que desde hace años el agua potable era consumida sin medición ni pago.
Y este no es el único caso. Según Marco Egas, gerente de esta empresa, cada semana se retiran –sobre todo de zonas de riego– unas 40 mangueras con las que se conectan ilegalmente a las tuberías de agua que bajan de las vertientes de San Francisco, en la parte alta.
“Estas conexiones tienen entre seis y diez años. El perjuicio es grande”, explica el funcionario.
Según los primeros cálculos, el 53 % del agua potable de este cantón de la provincia de Pichincha no se ha contabilizado ni facturado, mucho menos cancelado.
Rastreo
Las sospechas empezaron en marzo pasado, pues los técnicos veían que el caudal de agua no era normal. “Siempre había déficit”, dice Egas.
Empezaron a hacer inspecciones para optimizar el servicio. Así encontraron que las tuberías estaban interceptadas en Aloasí, Pinllo Cruz y San Francisco. Aunque se investiga también en la zona urbana de la ciudad.
El líquido sería usado para industrias, locales comerciales, regadío de plantaciones y en las viviendas. Se investigan, además, queseras y florícolas.
Debido a esto, hace un mes la municipalidad puso una denuncia por “atentar contra el servicio público”.
Egas dice que, incluso, “hay algunos barrios en los que pagan el servicio a terceros y no se factura en la empresa”.
Un equipo de EXTRA constató que se han construido cajas de cemento que sirven para interceptar el servicio y llevarlo directamente a las casas. Dos han sido notificadas y en una de ellas ya se colocó un medidor.
En este sector, los habitantes utilizan el agua potable para regar el pasto. “Para eso no es el servicio”, aclara Egas.
Este tipo de tomas directas también atentan contra la salubridad del servicio, pues al abrir las tuberías sin cumplir con las medidas necesarias, es posible que el agua se contamine con bacterias.
El médico Mario Luna explica que el manejo inadecuado del agua hace que el proceso de potabilización sea nulo. “No es apta para el consumo humano”, comenta.
Para determinar a qué enfermedades estarían expuestos los usuarios, ve necesario hacer un análisis del líquido. “Lo más común que se presenta en estos casos es la parasitosis”, dice.
Por lo que recomienda hervir el agua antes de beberla.
Otras administraciones
Eloísa Toapanta intenta explicar que la conexión de la casa de su madre, de 85 años, fue cedida por un funcionario, pero no precisa desde hace cuántos años. Cuando el proyecto de agua potable se puso en marcha. “La tubería pasa por la propiedad de mi mamá, por eso nos dejaron coger directamente”, explica.
El líquido es succionado con una bomba –que funciona con energía eléctrica que tampoco tiene medidor– y abastece a toda la casa. Los técnicos clausuraron esa toma de agua.
A ella también le explican que no es posible que no se contabilice el agua. “No entiendo por qué no dejan una llave y ya”, dice Eloísa.
Este supuesto trato verbal con funcionarios anteriores de la empresa también será investigado, asegura Egas.