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Las altas temperaturas de esos días produjeron que las llamas se reactiven, en Cerro Colorado.Twitter @BomberosGYE

¡Se nos acaban los bosques!

Daños en Cerro Colorado ratifican problemas en estas áreas. Estos espacios se disminuyen cada vez más, dice un experto. 

El incendio ocurrido a principio de este mes en el Bosque Protector Cerro Colorado representa más que la quema de flora y fauna. Es un ‘jalón de orejas’ a las autoridades, respecto al diagnóstico de las áreas naturales en el Puerto Principal.

Primero, por los efectos: 23 hectáreas consumidas, de las cuales 9 pertenecen a la zona más afectada, informó Isabel Tamariz, directora zonal del Ministerio de Ambiente.

La funcionaria dijo que, si bien en principio se pensaba que eran más las hectáreas consumidas, la emergencia también dejó como consecuencia especies de animales eliminadas: zarigüeyas, restos de huevos de ciertos reptiles, especímenes de culebras como boas y un perro doméstico.

BOSQUES EN CRISIS

Paúl Cun, técnico biólogo que colabora con la Fundación Pro Bosque-Cerro Blanco, explicó que otra preocupación es que el incidente aumenta la crítica realidad que atraviesa Guayaquil en cuanto a la disminución de áreas verdes y protegidas.

Cerro Colorado cuenta con un bosque seco. De esto, cada vez hay menos en el Puerto Principal, y resulta necesario para diversas funciones que equilibran al medio ambiente.

“Se estima que de toda la extensión original, aproximadamente queda el 1% (de ese tipo de bosque) en fragmentos que se encuentran en pocos sectores como Cerro Blanco, Cerro Colorado y la cordillera Chongón-Colonche”, dijo.

Peritos inspeccionaron el área para evaluar los daños.Twitter @BomberosGYE

¿Y cómo repercuten los incendios contra estos espacios naturales? Cun refirió que las llamas consumen la biodiversidad, eliminando la flora y fauna. Además, el fuego provoca la expulsión de dióxido de carbono (CO2), influyendo en el aumento del calentamiento global.

Este tipo de ambientes verdes son los que proveen oxígeno, agua y eliminan el CO2. El experto detalló el alcance de la problemática, citando de ejemplo un estudio realizado en Cerro Blanco.

Aquella zona tiene capturadas aproximadamente 400.000 toneladas de CO2, que estarían libremente en el ambiente si no existiera ese bosque.

“Asimismo, provee oxígeno para alrededor de 400.000 personas y dota 8.000 metros cúbicos de agua por hectárea al año”, recalcó. Por eso es importante preservar los pocos sectores con estas características que aún se mantienen.

Tamariz indicó que, antes del incendio de Cerro Colorado, el Ministerio y otras instituciones públicas conformaron mesas técnicas para evaluar qué estaba sucediendo en los bosques protectores y qué puede realizarse para prevenir incidentes similares.

Una de las acciones es la de marcar líneas cortafuegos en las zonas protegidas; es decir, se corta parte del área vegetal para que el fuego no tenga hacia dónde avanzar. Estos trabajos deben tener mantenimiento. Y eso es una ‘piedra’ en el zapato, pues no todos los bosques cuentan con esas líneas y no siempre están en constante conservación.

"Las autoridades deben fortalecer la protección de las áreas y la conciencia de los efectos negativos”.Paúl Cun, biólogo.

Precisamente, Cun felicita la intervención de las instituciones por haber apagado el fuego, pero hace hincapié en que el reto está en trabajar más en la prevención de estos desastres contra la naturaleza.

EFECTOS

Entre 2010 y 2020, 190.000 hectáreas de áreas naturales se quemaron, según datos del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos. En 2020 fueron 27.905 hectáreas y en 2021, 4.932. El Ministerio del Ambiente refiere que gran parte de esas superficies corresponden a zonas fuera de las áreas protegidas del Estado.

La institución recalca que los efectos ambientales directos son la contaminación del aire, daños en la microbiología del suelo, afectación a la flora y la fauna y contaminación del agua, aporte de gases de efecto invernadero a la atmosfera, erosión hídrica y eólica de las áreas afectadas, entre otras.