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Una moradora asegura que los malhechores se esconden en huecos y salen en las noches.KHR

Abundan los pillos 'murciélagos' en La Ecuatoriana, sur de Quito

Delincuentes salen de cuevas, en un lote baldío, para ‘chupar’ (no sangre), sino todo lo que pueden a las víctimas. 

Los moradores del conjunto Nina Llacta, en el sector La Ecuatoriana, sur de Quito, están aterrados por la inseguridad que viven. Todo se agudizó hace unas semanas, cuando encontraron un cadáver en un lote baldío que colinda con las viviendas de la zona.

Alejandra Delgado habita allí desde hace más de una década. Afirma que este último suceso es lo que faltaba, porque ha pasado de todo. Dice que incluso violaciones.

“A este potrero se mete gente rara. Hacen de las suyas. Consumen droga. La venden por las noches. La inseguridad nos quiere ganar terreno”, detalla la residente.

Añade que cuando cae la tarde es difícil transitar a solas por el sector. Principalmente porque los consumidores y delincuentes se esconden en cuevas que hay entre la maleza después de cometer sus fechorías e inesperadamente salen para atacar a quien sea.

“Hace más de tres meses, en la madrugada, violaron a una chica ahí. Se escuchaban gritos de auxilio, pero no pudimos hacer nada, lamentablemente”, cuenta.

Vecinos del sector La Ecuatoriana, en el sur de Quito, están cansados de los robos. Dicen que en esos huecos incluso se produjo una violación. Y todo despuntó tras el hallazgo de un cadáver.KHR

Pero a pesar de esta situación que enfrentan, también hay vecinos como Maricela Robles, quien dice que toma medidas alternas para llegar a salvo a su casa cuando regresa del trabajo.

La primera es encomendarse a Dios a través de un rezo. Y la segunda es confiar en el buen ojo de sus vecinos, los que usualmente están pendientes de la llegada de personas o carros sospechosos a la zona para tocar la sirena y brindar auxilio.

“Desde las 18:00 ya se vuelve peligroso. Es horrible. Tenemos que caminar entre dos o tres personas para ayudarnos. Nos hemos organizado como barrio con alarmas comunitarias, pero no es suficiente. Necesitamos que la policía nos dé más apoyo”, añade la mujer.

No se rinden

Wilson Quezada, otro morador del lugar, asevera que la esperanza es lo último que muere. Y que continuará luchando, junto a otros vecinos, para recuperar la tranquilidad y seguridad en que vivían.

“Convivimos con las huecas de los pillos. Nos toca a veces ver, oír y callar porque no podemos hacer más. Estamos cansados de esto. Ese lote baldío nos afecta directamente, pero seguiremos haciendo lo posible para mandarlos de aquí. Hemos podado una parte de ese espacio para evitar que se escondan, pero no se puede todo porque nos cobran 1.500 dólares”, manifiesta.

Tenemos marcados los puntos de mayor conflicto para accionar sobre ellos y brindar mayor tranquilidad a la ciudadanía del sector. Las rondas policiales las realizamos las 24 horas del día y siempre procuramos trabajar en conjunto con la comunidad”. 

Joffre García, jefe del Distrito Quitumbe. 

Joffre García, jefe del Distrito Quitumbe, explica que en esta zona, así como en otras de similar complejidad, están interviniendo con equipos de inteligencia para reducir la presencia de pillos y venta de droga.

“Tenemos marcados los puntos de mayor conflicto para accionar sobre ellos y brindar mayor tranquilidad a la ciudadanía del sector. Las rondas policiales las realizamos las 24 horas del día y siempre procuramos trabajar en conjunto con la comunidad”, añade el uniformado.