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Farándula
María Mercedes Cuesta: La expresentadora que surfea a sus 50 años
La también exasambleísta se mudó a Olón y dejó el glamour por una vida tranquila. Comenzó de cero y hoy se lo cuenta en primicia a EXTRA
A sus 50 años la expresentadora y exasambleísta María Mercedes Cuesta, dejó atrás el ruido de Guayaquil, las luces de la farándula y las exigencias de la vida pública, para mudarse a la playa de Olón, en Santa Elena.
Meche llegó a este lugar en enero de 2024 y desde entonces, alquila un departamento a la orilla del mar para vivir en paz y cumplir varios de sus sueños más personales, uno de esos: surfear. Hace dos meses se inscribió en unas clases. Entre risas dice que lo está haciendo posible, pese a que su abuelita la perseguía por la playa, cuando era adolescente, evitando que lo intentara, pues temía que le pasara algo.
“No puedo describir lo que siento al surfear, es indescriptible. Es la resiliencia en sí misma. Primero, la conexión con el mar, que me calma. Segundo, remar con fuerza, lograr pararme y mantener el equilibrio en la tabla. Te caes, te revuelca la ola, pero sales, respiras y vuelves a empezar de cero, esperando la otra ola. Es así como funciona la vida también. Cambié mi vida por las olas del mar”.
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Su profesora Mish Soriano tiene una perrita llamada Ac, la cual acompaña a Cuesta durante sus clases. Se mete al mar y nada junto a ella. En otras ocasiones la espera a la orilla del agua para recibirla luego de los ‘porrazos’ que se ha metido para perfeccionar su técnica en la tabla azul con morada en la que practica aproximadamente tres veces a la semana.
“Cuando Ac me recibe, parece que me dice que lo hice bien. Me mueve la cola y he llegado a quererla mucho. Nada de una manera increíble y nos cuida a Misch y a mí. Es increíble”, añade mientras la acaricia.
Las razones por las que María Mercedes Cuesta se mudó a Olón
Mudarse a Olón fue un proceso que solo compartió con su hijo menor Sebastián, quien la acompañó hasta la Terminal Terrestre. “Agarré un bus con mi maleta y sin tener un lugar específico a dónde llegar, decidí comenzar de cero. Uno debe estar donde puede florecer. Fui inmensamente feliz en Guayaquil. No digo que mis sueños no los pueda cumplir en la ciudad, pero he decidido hacerlo aquí”.
Esta determinación surgió después de asegurarse de que sus dos hijos eran independientes. “Sebastián ya se graduó, así que decidí vivir mi vida. Mare Cevallos (actriz) es una mujer berraca, se mantiene sola, es una belleza de mujer. Los dos están felices. Al final del día, la familia solo quiere verte bien”.
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Pero no solo fue eso, un evento en particular la impulsó, aún más, a dar este gran paso. “El 9 de enero, hubo un atentado terrorista a TC y una balacera en la avenida del Bombero (norte de Guayaquil). No podía manejar tranquila mi auto porque una moto se me parqueaba al lado y me aterraba, parecía que me iban a hacer algo. Me iba a enfermar de esa forma y no quería eso. Ya no podía vivir allá. Eso fue terrible, terrible ver a varios de mis colegas y amigos sufriendo de esa forma”.
Nuevos horizontes laborales
Desde su llegada a Olón, ha recibido varias propuestas de trabajo, pero ninguna la ha tentado a regresar a su vida anterior. “Trabajo freelance, soy mi propio jefe y tengo flexibilidad horaria. No quiero volver a estar atada a un medio. Aquí se vive con poco, no necesitas mucha ropa, salidas, cosas. Lo que quiero construir es mi mejor versión, vivir tranquila”.
Cuesta sigue laborando como vocera del Consorcio Dragando por Guayas y emprendiendo proyectos digitales. Esta es la vida que siempre quiso, el sueño de sus abuelos hecho realidad. “Ellos querían tener su casa en la playa y hacer lo que ahora hago yo, tienen más o menos 96 años, pero aún no lo hacen. La verdad es que siento que antes sobrevivía, ahora vivo. No extraño nada de Guayaquil, solo el cine. Tengo una vida tranquila y aún tengo vitalidad y fuerza a mis 50 y quiero que estos años sean buenos”.
María Mercedes Cuesta cambió el glamour por la comodidad
Meche no solo ha dejado atrás la ciudad, sino lo que en sí era su vida. Se despidió de los tacones y blazers. “No extraño los tacones. El otro día me puse unos y casi me muero, me dolieron los pies dos días. Ya ando en chanclas y zapatos de caucho”.
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Al observar sus manos, se nota que ya ni luce una manicura perfecta. No es para menos, ya cocina más seguido, pues desde hace un año estudia Gastronomía y, recientemente, comenzó a hacer prácticas en ‘Alma Parrilla’, un restaurante de la zona.
“Cocinar es amar a la gente, así les demuestro mi amor. En Navidad, no pienso en regalos, sino en el menú que prepararé para la cena. Hago especialidades como comida hindú, asiática y pastas”.
A pesar de sus habilidades culinarias, no se ve participando en el reality de cocina MasterChef Celebrity Ecuador. “No estoy interesada, y ojo que no digo de esta agua no he de beber, pero no me gusta el hate (odio) en redes, me intoxico un poco. Como estoy en una etapa bonita de mi vida, no quisiera volverme a intoxicar nuevamente con ese círculo. La televisión es algo que ya salió de mi vida. No sé qué pasará, pero vivo un día a la vez. Si me dices hoy que me llamaron para ir a ese programa, les agradecería, pero no”.
Le consultamos qué platillo le haría a EXTRA, y dijo que: fetuchinis, vegetales salteados, camarones y salsa de maní con coco.
Adiós a la farándula
La vida de farándula quedó atrás, “me salí de todos los chats que tenía. Nunca he sido amiga de la gente de la farándula, jamás. Mis amigas han sido las mismas de siempre del colegio. La farándula nunca me ha gustado, la aborrezco. Creo que nadie tiene derecho a meterse en la vida privada de los demás. En los 30 años que trabajé en TV entendí que, para que nadie hable de mi vida, no debo hablar de ella”.
Nunca entendió el odio en redes sociales, especialmente el que dirigen hacia su hija Mare. “Me mata, soy su madre. Hay cosas tan falsas y horribles. Me han dicho que Me han dicho que, ¿por qué no la aborté?. Hay muchas enfermedades mentales que se ven reflejadas en comentarios. Pienso que un alma podrida puede escribir cosas así”.
María Mercedes Cuesta ha encontrado en Olón la paz y felicidad que tanto buscaba, dejando atrás el glamour de la farándula para vivir una vida plena y sencilla, rodeada de lo que realmente importa.
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