Optimistas, pero realistas. La buena vibra de los ecuatorianos sobre su futuro laboral y la econompia del país no tiene comparación, aunque todas sus expectativas chocan de frente con una dura realidad que, al final, termina bajoneándolos.

Una encuesta digital realizada por la firma Ipsos a 715 personas de Guayaquil y Quito revela que el entusiasmo de nuestros compatriotas en relación a cómo creen que les irá este año es altísimo. Tienen fe de que cosas buenas pasarán... pero la fe no es todo cuando esta se enfrenta a la triste realidad.

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El 88 % de los consultados se declararon “optimistas de que 2023 será un mejor año” para ellos, rubro muy superior al promedio global (65 %) y al de Latinoamérica (78 %). Sin embargo, esa ilusión sufre un gran golpe cuando se analiza ya la realidad.

Apenas el 62 % cree que la economía podría estar más fortalecida en 2023 que en 2022. Esto, de todas maneras, sigue siendo más alto que el promedio global, que solo llega al 46 %.

A nivel generacional, son los millennials (nacidos entre 1981 y 1993, por lo que su edad oscila entre los 30 y los 40 años) y los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) los que se sienten más optimistas de que este año será mejor que el anterior.

Pero contrariamente, cuando se les consulta sobre la economía local, hay un golpe fuerte: el 80 % cree que la inflación (alza de precios) aumentará y solo un 2 % que bajará. Sobre el desempleo, un 75 % considera que este aumentará.

En relación a este informe, Cristina Páez, country manager de Ipsos Ecuador, afirma que “los cambios en la sociedad, el impacto climático, la inflación y la economía son problemas complejos que requieren soluciones integrales y de largo plazo. La participación ciudadana es crucial para encontrar soluciones sostenibles y efectivas que aborden estos problemas”.