Dos bidones de plástico llenos de aceite y diésel, junto con la detención de un joven, serían evidencia de que Quito está bajo ataque terrorista. Ambos recipientes fueron encontrados en la calle Ninahualpa, detrás de la iglesia de Guápulo, en el nororiente de la ciudad, durante los incendios que han afectado a Quito desde el martes hasta ayer.

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Además, al mediodía de este miércoles 25 de septiembre, el Municipio informó que un muchacho fue identificado como sospechoso de comenzar el fuego. Las autoridades indicaron que el chico, de 19 años, tenía en su poder un galón de combustible. “Al momento, la Policía Nacional lo tiene aprehendido en flagrancia y está en camino a la Fiscalía”.

Por estos dos resultados obtenidos en dos días, el alcalde Pabel Muñoz catalogó a los siniestros como hechos criminales. “Hoy, todos somos Quito. Las autoridades deben encontrar a los responsables”, acotó el personero municipal en medio de esta crisis.

Muñoz pidió que, ante la situación, las personas que tengan cámaras de seguridad traten de informar sobre los implicados en estos actos de terror.

La solicitud la hizo porque de esta manera se identificaron a cuatro personas que causaron incendios forestales anteriores en El Chiche (oriente de Quito), Chillogallo y la Argelia, en el sur, y en La Gasca, en el norte, donde un taxista provocó el fuego.

En este último caso, el alcalde Muñoz dijo que el conductor, plenamente identificado y quien declaró haber comenzado el incendio el 12 de septiembre, no ha sido detenido hasta ayer. Ni siquiera la Fiscalía ha abierto una investigación de oficio ni tampoco existe una denuncia en su contra.

En cuanto a denuncias, el funcionario municipal informó que existen, hasta la fecha, 13 querellas colocadas en el Ministerio Público. De esa cifra, por ahora, solamente tres personas han sido detenidas por el delito de incendios forestales.

La ministra de Ambiente, Inés Manzano, mantuvo una entrevista durante este 25 de septiembre en un medio radial y reforzó lo que dijo el alcalde Muñoz sobre la premeditación en estos sucesos. Según la funcionaria, el jefe de bomberos de Quito, Esteban Cárdenas, ayudó a combatir los flagelos en el sector de Guápulo y ahí vio a personas que se dedicaban a quemar lo que ellos apagaban.

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Se trataría de tres jóvenes que no pudieron ser capturados, el martes, porque los socorristas estaban enfocados en aplacar las llamaradas. “Mientras él (el oficial bomberil) estaba ahí, esa gente seguía encendiendo pacas de pajonal. Esto estamos viviendo y se confirma lo que dijo la ministra del Interior (Mónica Palencia) que son actos terroristas”, detalló Manzano.

En cuanto a la sanción si un incendio es provocado intencionalmente, con un tinte más criminal, entonces la sentencia iría entre 1 a 3 años de prisión, destacó la funcionaria en la entrevista de radio.

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