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Pastor Sánchez nunca falta al Día del Padre para cantarle a los muertos.JOFFRE FLORES

Día del Padre: así vació la delincuencia los cementerios y las calles de Guayaquil

En los cementerios, el comercio se vio mermado. Incluso los ‘borrachitos’ que solían llenar las veredas brillaron por su ausencia

Pastor Sánchez Quinde, de 70 años, recuerda que desde niño sintió afinidad por la música. “Vengo de Paján, en Manabí. Mi familia tenía guitarra y yo era travieso”, relata el adulto mayor que hoy reside en las calles 16 y la H, suroeste de Guayaquil.

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Por su edad, asegura que le ha sido imposible conseguir un empleo formal. Sobrevive vendiendo franelas en las calles. Sin embargo, en fechas conmemorativas como el Día de la Madre, el Día del Padre o el Día de los Difuntos, cambia su rutina: se traslada al cementerio Ángel María Canals, con guitarra en mano, para ofrecer serenatas a los difuntos.

“El negocio está flojo. Antes, a las 10 de la mañana ya tenía mis 20 dólares; ahora, apenas llego a 10 dolaritos. La gente ya no viene mucho al cementerio, por la inseguridad en las calles y porque a veces no hay plata. La situación está dura”, comenta con resignación.

Pastor Sánchez sosteniendo su guitarra, esperando que alguien lo contrate para cantarle a los muertitos.JOFFRE FLORES

Pero Pastor no es el único que ha sentido el impacto de la crisis. María Arce, quien trabaja como conductora de una tricimoto, también llegó este domingo junto a su hija para vender flores, botellas de agua y bebidas alcohólicas a las afueras del camposanto. Con voz insistente ofrecía: “Lleve su florecita para su muertito, lleve su agüita, refresquese”.

Aunque logró algunas ventas, afirma que en años anteriores había más movimiento. “Antes se veía más gente, ahora vienen pocos y compran menos”, explicó.

Mariana Arce trabaja como conductora de tricimoto, pero en fechas especiales vende flores.JOFFRE FLORES
Guayaquil es la ciudad con el mayor índice de muertes violentas del país. Solo en esta urbe se han registrado 1.331 asesinatos entre el 1 de enero y el 15 de junio.

Dentro del cementerio, muchas tumbas lucían solas. Quienes acudieron a rendir homenaje a sus seres queridos lo hicieron con precaución, debido al temor que genera la violencia que azota a la ciudad.

Marco Lozada, por ejemplo, llegó a colocar flores en la tumba de su padre, fallecido en junio de 2021. Dijo que tomó precauciones: vino en su vehículo particular y acompañado de su esposa. “Es importante visitar a nuestros padres, aunque ahora toca con más cuidado”, expresó.

A diferencia de años anteriores, las calles porteñas no estuvieron colmadas de personas celebrando con bebidas en la vía pública. La inseguridad obligó a muchas familias a conmemorar el Día del Padre, este tercer domingo de junio, en la intimidad de sus hogares, lejos del peligro que representa la delincuencia. (AEB)