Exclusivo
Actualidad
El adiós al Fantasía: alivio para Guayaquil, pero un amargo despertar para sus dueños
El ‘chueco’ había provocado una gran caída del comercio en ese sector. Ciudadanos reportan ‘hacheritos’ peligrosos en la zona
Un alivio, al fin. La mañana del lunes 21 de octubre, trabajadores aún limpiaban los escombros del edificio Fantasía, en la avenida 9 de Octubre y Esmeraldas, en el centro de Guayaquil. La demolición de esta estructura inclinada, de 14 pisos, trajo consigo tranquilidad para los ciudadanos.
(Lea también: Manipulación de video de Félix Wong con IA: Así será la próxima campaña electoral)
Tal como lo había prometido el Municipio de Guayaquil en agosto, la demolición se completó el pasado viernes, 60 días después. Vecinos, comerciantes y antiguos residentes vivieron en constante temor, viendo cómo sus rutinas eran alteradas, pues no podían producir o circular con tranquilidad.
José Echaiz, un transeúnte frecuente, cuenta que cada semana en los últimos dos meses fue testigo de la lenta desaparición de la edificación.
“Bien por Guayaquil. Esto dejará libre la vía para que todo este sector habilite sus negocios, que por el daño de este edificio se mantuvieron al margen obligatorio. Para mí es un alivio, porque Dios no quiera, en una noche, de imprevisto, hubiera ocurrido una desgracia”, reflexiona Echaiz.
En las calles 9 de Octubre y José Mascote, Margarita Gueyña solía refugiarse bajo la sombra del ‘difunto’ Fantasía, vendiendo diversos artículos en su pequeño puesto. El lugar no solo le ofrecía protección solar, sino también un buen flujo de ventas.
Recientemente, sin embargo, Margarita tuvo que reubicar su negocio al otro lado de la calle, donde el sol cae implacable. Esto no solo afectó su comodidad, sino que también contribuyó a un deterioro en la calidad de sus productos, afectados tanto por el sol como por el polvo levantado por las maquinarias, además del ruido constante por la demolición.
Comercios afectados por el edificio Fantasía
“A nosotros nos da mucho alivio que se derribara, porque el negocio se dañó, se vendió poco durante casi dos meses (…) Apenas se habilite la calle, me cruzo donde estaba”, comenta aliviada, pues antes vendía hasta 70 dólares diarios, y ahora menos de la mitad.
Por su parte, Lisseth Ruiz, otra transeúnte habitual de ese sitio, celebra la destrucción del Fantasía porque ahora se “ahorrará” una caminata adicional. “Ahora el colectivo me dejará más adelante y no me tocará dar la vuelta para llegar a la calle Tungurahua”, dice.
Su preocupación no era solo por la caminata extra, sino por la inseguridad. Ella se había topado a varios ‘hacheritos’ en esa área, lo que la atemorizaba en cierta parte.
Luis Realpe, un cuidador de vehículos, tiene sentimientos encontrados. Por un lado, se alegra porque los comerciantes de la zona podrán reactivar sus ventas, por lo que más personas volverán a estacionar y se reactivará su sustento. Pero, por otro, siente pesar por los 18 propietarios del Fantasía, a quienes conoce personalmente. “No están contentos. Se quedaron sin hogar y con una deuda por pagar. Imagínese perder su casa y quedar endeudado. Las autoridades deberían considerar la situación de ese personal”, lamenta Realpe.
(Te puede interesar: Niñas 'alquiladas' por 5 dólares en Sangolquí: La elevada cuota diaria que debían cumplir)
Aunque algunas calles aún se mantienen cerradas por la demolición, se espera que en los próximos días se habilite por completo el tránsito en esa zona del centro porteño.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!